“El bosquecito”
Erase una vez un bosquecito cercano a una gran ciudad llamada Zelandia. Este lugar quedaba a una pequeña distancia de la ciudad nombrada. En él convivían cientos de animalitos, ya que éste tenía un enorme pantano, frondosos árboles de diferentes tipos, zonas un poco más desérticas, otras con mucha vegetación… Algunos de los animales que habitaban en él, entre otros, eran: cocodrilos, elefantes, monos, leones, ardillas y jirafas.
Todos estos animalitos entre ellos se llevaban muy bien y de cada especie había un jefe. El jefe de los cocodrilos se llamaba Camelio, el de las jirafas Melman, Serekan el de los leones, la de los elefantes era Gloria y el jefe de los monos Papione. Tenían una convivencia muy tranquila y entre ellos siempre se ayudaban, ¡eran amigos! Pero el grupo de los cocodrilos era el único que no mantenía relación con el resto de animales. Ellos siempre iban solos y no colaboraban ni pedían ayuda de nadie.
Un día llegó a oídos del vigilante del bosque, un curioso búho llamado Logan, que los humanos querían construir en parte del bosque grandes edificios.
Éste lo comunicó de inmediato a todos los habitantes del bosquecito, haciendo una asamblea para comentar el problema entre los animales. Todos acudieron menos el grupo de los cocodrilos, como siempre. Cada especie de animal temía por ellos mismos. Papione y el resto de monos se preocupaban por si destruían los árboles en los que dormían, Serekan y su manada temían por el terreno árido y seco en el que convivían; y así cada especie por su hábitat.
En la asamblea discutieron durante horas defendiendo cada uno su terreno, hasta que Logan hizo cambiar el pensamiento de todos con unas palabras:
- “Creo que estamos siendo muy egoístas y sólo nos estamos preocupando por nosotros mismos. Pero somos una comunidad y todos debemos de apoyarnos a todos aunque seamos diferentes. Pensad ¿qué pasaría si destruyeran los árboles y los monos tuvieran que mudarse a otro lugar? ¿qué pasaría con las jirafas si no hubiera vegetación con la que pudieran alimentarse? ¿No echaríais de menos a vuestros amigos con los que tantos años lleváis conviviendo?
- “¡Tienes toda la razón!- rugió Serekan- siempre hemos estado juntos y no me gustaría que eso cambiara.”
- “Estoy de acuerdo. Tenemos que detener la destrucción de nuestro bosque y permanecer todos juntos- añadió Gloria.”
Tras esta charla, todos los animales del bosque se pusieron de acuerdo en descubrir más sobre lo que los humanos querían hacer y qué parte del bosquecito se vería afectada. Pero los cocodrilos no tenían ni idea sobre esto así que el búho voló hasta el pantano para contarles la noticia. Uno de los cocodrilos hizo un comentario:
-“Bueno, a nosotros nos da igual si no es el pantano la parte que se destruirá. Vosotros veréis como arregláis ese problema. No nos interesa.”
Al escuchar este comentario, Logan enfadado se marchó sin decir ni una sola palabra escuchando las risitas de todos los cocodrilos.
Los pajaritos que habitaban en el bosque fueron los elegidos para volar hasta la ciudad y descubrir el verdadero plan de los humanos. Salieron a la mañana siguiente después de haber tenido la asamblea bien temprano, y no volvieron
hasta la noche. El resto de animales impacientes esperaban noticias de ellos. Estaba empezando a anochecer cuando una ardilla gritó desde lo alto de un árbol:
-“¡Ya vienen, ya vienen!”
Y todos se reunieron junto a los pajarillos. Éstos cansados del viaje bebieron un poco de agua y el más mayor comenzó a hablar:
-“Ya lo hemos descubierto. Sabemos cuál va a ser la parte afectada del bosque”
Todos miraban con los ojos bien abiertos y cara de asustados a el pájaro. Éste continúo:
-“Los humanos quieren destruir el pantano. Allí es donde van a construir los edificios y empezarán en tan solo dos días”
Se empezaron a escuchar susurros y murmullos. Todo el mundo está comentando la situación. De repente Gloria hizo un fuerte ruido con su trompa para que todos callaran y le prestaran atención:
-“Debemos de hablar con los cocodrilos. Ellos son los principales afectados. Sin el pantano, morirán o tendrán que irse a otro lugar”
Una pequeña hormiguita comentó:
-“No deberíamos decirles nada. Ellos nunca nos han ayudado, además les daba igual si éramos otros los que nos teníamos que ir”
-“Pero si no les avisamos puede que incluso mueran. Además si hacemos eso seremos como ellos, y nosotros no queremos que le pase nada a nadie- respondió de inmediato Gloria.”
Después de una larga conversación entre todos, donde unos sí querían avisarles y otro no, llegaron a la conclusión de que lo correcto era contarle a los cocodrilos lo que pasaba y ayudarles entre todos. Así que se pusieron en marcha hacia el pantano.
Al llegar allí, Camelio y el resto se sorprendió.
-“¿Qué queréis?- les pregunto Camelio preocupado ya que no faltaba ni un solo animal del bosque- No nos molestéis, íbamos a dormir”
-“Tenemos que contaros algo horrible. ¡Es el pantano lo que van a destruir los humanos!- gritó Logan.”
Todos los cocodrilos preocupados empezaron a ponerse nerviosos y a mirarse los unos a los otros.
-“¿Qué vamos a hacer?- decía una mamá cocodrilo- mis hijos apenas saben defenderse y somos muy pocos cocodrilos para evitar que construyan en nuestro territorio.”
Los animalitos del bosque dijeron todos a la vez:
-“¡Os ayudaremos!”
Camelio con cara de sorpresa dijo:
-“¿Después de lo malos que hemos sido con todos vosotros seríais capaces de ayudarnos?”
-“¡Por supuesto! Todos somos amigos y compañeros- añadió Papione.”
Los cocodrilos se pusieron muy contentos y salieron del agua para abrazar y agradecer la ayuda a los animales.
Esa noche, entre todos, pensaron un plan. Al día siguiente, mientras todos dormían, al principio del bosque comenzó a escucharse grandes ruidos de máquinas y voces de muchos humanos. Corriendo todos los animales acudieron al pantano. Una vez todos juntos lo rodearon haciendo una enorme barrera para que los humanos no pudieran pasar. Al llegar allí las personas se quedaron sorprendidas, ¡había cientos de animales diferentes formando una barrera! No se lo podían creer. Pararon sus máquinas delante de la barrera de animalitos y uno de ellos gritó:
-“¡Apartaos, no queremos haceros daño a ninguno de vosotros! Tenemos la orden de construir aquí y así lo vamos a hacer así que será mejor que os quitéis antes de que os hagamos daño”
Serekan que era el animal más valiente soltó un enorme rugido:
-“Argg. No nos moveremos. No dejaremos que destruyáis la casa de nuestros amigos”
-“Quitaros por las buenas, no queremos haceros daño- contestó un humano”
-“¡No nos quitaremos!-dijo Camelio-si destruís el pantano nos quedaremos sin hogar todos los cocodrilos. No puedo permitirlo.”
Tras una larga discusión entre humanos y animales llegaron a un acuerdo. Los humanos no construirían en el bosque edificios, siempre que los animales no asustaran a todas las personas que pasearan por el bosque y fueran amables con ellas. Después de este acuerdo los humanos se fueron avergonzados por haber
querido destruir la casa de unos cocodrilos que no habían hecho daño nunca a nadie.
Mientras se alejaban los humanos todos los animales comenzaron a gritar y saltar de felicidad. ¡Lo habían conseguido! ¡Entre todos habían logrado lo que querían! Los cocodrilos agradecieron enormemente la ayuda del resto de animales, pues sin ellos nunca lo habrían conseguido. Le habían salvado la vida.
Desde entonces la convivencia en el bosque es diferente, mejor. Todos se ayudan y todos se llevan bien sin excepciones. La felicidad estaba en cada uno de ellos.
Por eso es muy importante siempre llevarse bien con todo el mundo y ayudar a los compañeros, pues así si alguna vez necesitamos ayuda ellos estarán dispuestos a prestárnosla.
FIN